El Partenón Miente
Si las metopas y triglifos de alguna manera servían para proteger el canto de las vigas en las construcciones, el Partenón miente.
Si los canales del fuste de las columnas servía para ocultar la unión entre piezas de madera, el Partenón miente.
Si el arquitrabe mantenía unidas las columnas y repartía la carga de las vigas, no miente pero Fidias miente y sus ornamentos de igual manera lo hacen.
El tímpano que cerraba el hueco entre losas inclinadas y las vigas miente en su material y en su ornamento.
En lo que el Partenón no miente, y debemos fundamentar nuestra visión al apreciarlo, es en la perfecta idea de proporción del ser humano con el universo. En esa idea de medida hacia la cual debemos nuestra relación con el mundo tangible y no tangible.
El Partenón nos da la medida en la que existe la arquitectura.
En la arquitectura como en la vida. Es fundamental cuestionarse, no por lo que se dice, sino por aquello que en su silencio entrega. Aquello que un edificio calla y que sólo aquellos, que sepan escuchar el silencio podrán ver.
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