Recapitulando desde el eterno presente
Retomando la idea del cúmulo de posibilidades del ser. Entre la atemporalidad de lo perenne, se encuentra un infinito de intersticios llamados espacios, sólo cuando esos trascienden el tiempo, podemos llamarlos arquitectura. Despojada la construcción del velo del adorno y llena de saudades (como llenos de ausencia) en esa saturación del lugar encontramos nuestro ser en la concupiscencia entre tiempo y el espacio.
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